La vida de la familia de Nora no era lujosa. Tenían suficiente dinero para alimentarse y pagar las cuentas, pero eso era todo. Apreciaba la vida en familia y tuvo la paciencia de esperar días mejores. Pero sus creencias están a punto de ser puestas a prueba cuando tenga la oportunidad de ganar un millón de dólares. ¿Será honesta o aceptará el dinero?
Nora, su marido Rico y su hija Lisa estaban desayunando juntos. Los rayos del sol de la mañana entraban por la ventana de la cocina, proyectando un cálido resplandor sobre la mesa con platos de huevos, tostadas y fruta fresca.
A pesar del ambiente cálido, la tensión flotaba en el aire. Rico estaba pegado a su computadora portátil, revisando ofertas de trabajo con el ceño fruncido y el rostro iluminado por la luz azul de la pantalla.
“Rico, ¿puedes dejar esto a un lado y acompañarnos a desayunar?”, preguntó Nora amablemente, sirviéndole un vaso de jugo de naranja a Lisa.
Rico apenas levantó la vista. “Estoy ocupada, Nora. Necesito encontrar un trabajo”.
Nora suspiró, intentando contener su frustración. “Lo entiendo, pero ¿no puedes tomar un descanso de unos minutos? A Lisa y a mí nos encantaría estar contigo”.
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