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Rico cerró la computadora portátil y lo fulminó con la mirada.
“¿Crees que no lo sé? ¡Estoy tratando de hacer las cosas bien aquí! Perdí mi trabajo, Nora. Estoy haciendo todo lo que puedo para encontrar otro”.
Lisa miró de lado a lado a sus padres, con los ojos muy abiertos por la preocupación. Nora se acercó para consolarla, pero el enojo de Rico hizo que el momento fuera tenso.
“Rico, sé que es difícil. Pero estar tan estresado no te ayudará. Saldremos de esto juntos. El dinero no lo es todo. Lo que importa es que estamos aquí el uno para el otro”, dijo Nora en voz baja. tratando de calmar la situación.
Rico se burló.
“Es fácil para ti decir eso. No eres tú quien debe mantener a esta familia. Quiero más para nosotros, Nora. Y como mujer, necesito tu apoyo, no tus sermones”.
Nora sintió un dolor agudo en el pecho. Sabía que Rico estaba bajo mucha presión, pero sus duras palabras dolieron.
Miró a Lisa, que miraba sus huevos con preocupación.
Antes de que Nora pudiera responder, el timbre del teléfono interrumpió su discusión. Agradecida por la distracción, se apresuró a responder.
“¿Alló?”