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Un hombre llevó a su madre a un centro de atención y la visitaba de vez en cuando. Un día le pidieron que fuera porque su madre no se sentía bien.

El hijo llegó rápidamente al asilo de ancianos. Fue directamente a la habitación de su madre y le preguntó si necesitaba ayuda.

La madre lo miró fijamente y le dijo que tenía algunas cosas que deseaba. Al oír esto, él manifestó su disposición a cumplir su último pedido.

Luego, la madre explicó que quería que le cambiaran los ventiladores porque no funcionaban bien y a veces sentía que no podía respirar. “Si pudieran cambiar también el refrigerador…” Había veces en las que me iba a dormir con hambre porque la comida ya no estaba buena”, dijo.

El niño estaba asombrado. Creía que su madre no sabía que se estaba muriendo. Entonces le preguntó por qué no se lo había dicho antes. Ahora ya era demasiado tarde.

Entonces, la madre lo miró a los ojos y le dijo: “Entiendo que moriré, pero me preocupa el día en que tus propios hijos tampoco te quieran a su lado…” Y te llevarán a este lugar… Luego, encontrarás circunstancias mejoradas… Recibirás lo que des… “Recuerda eso”.

Estas palabras destrozaron por completo el corazón del hijo, que se dio cuenta de que había cometido un error al dejar a su madre en el asilo sin su consentimiento.

Debemos recordar siempre que es nuestro deber garantizar que nuestros padres disfruten de sus años de vejez de una manera que les traiga alegría.

Por favor comparte esta historia con tus seres queridos en Facebook para recordarles el poder del amor de una madre.

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