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Cada horno tiene este botón secreto: gracias a él podrás limpiarlo de forma eficaz

Pero, ¿cómo se limpia correctamente el cristal? En este caso, hay un pomo que se encuentra en la puerta del horno y que te permitirá quitarlo para una limpieza más óptima. Las manchas de grasa y suciedad en esta superficie de cristal no solo son antiestéticas, sino también peligrosas para tu salud. Al fin y al cabo, no querrías preparar tus comidas en un horno sucio. Así, gracias a la extracción del cristal, podrás lavarlo más rápido y sin mucho esfuerzo. Sin embargo, hasta ese momento, muchas personas ni siquiera sabían de la existencia de este botón y se limitaban a lavar siempre el cristal adherido al aparato. No es de extrañar que la tarea sea tediosa y los restos de suciedad se queden atascados en algunos rincones inaccesibles. Para aprovechar este botón en la puerta del horno, debes aflojar con mucho cuidado los tornillos de la parte superior y hacer clic en los dos pestillos para retirar suavemente el cristal.

¿Qué solución aplicar para esta limpieza? Lo mejor es utilizar un potente dúo: bicarbonato de sodio y vinagre de manzana. Estos dos productos son aptos para desmontar, limpiar y desinfectar todos los cristales. Al combinarlos, conseguirás una pasta espesa. Extiéndela por toda la superficie, frota ligeramente y déjala actuar unas horas. Después, pasa una esponja o un paño mojado en vinagre por el cristal. Y ya lo tienes, el truco está hecho: ¡la puerta del horno nunca habrá estado tan limpia y reluciente!

¿Cómo limpiar una puerta de horno muy sucia?
Solo tienes que seguir los siguientes pasos:

Lo primero que debes hacer es retirar los restos de comida que se hayan quedado pegados en el cristal. Para ello, hay que impregnarlo con una mezcla de bicarbonato y agua, que servirá como desengrasante natural. Deja actuar durante 15 minutos.
Pasado este tiempo, enjuaga el cristal con un paño de microfibra humedecido con agua. Repite esto tantas veces como sea necesario, hasta que no quede ningún rastro de bicarbonato.
Si aún queda algún residuo, utiliza una rasqueta para retirarlo todo, pero hazlo con mucho cuidado para no rayar el cristal. Haz movimientos fluidos para no correr riesgos.
Tras el aclarado, es importante secar bien el cristal. Si quieres evitar que se formen marcas antiestéticas, pasa el paño en la misma dirección, evitando movimientos circulares. Por último, puedes empapar la superficie del cristal con un poco de alcohol para que quede brillante.

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