Quita la suciedad acumulada. Si tus zapatos están especialmente sucios, puedes empezar sacándolos al exterior y golpeándolos entre sí para quitarles los restos de suciedad o barro. Si dejas demasiado barro en el zapato, tardarás mucho más en limpiarlo.
Asegúrate de golpear los zapatos al aire libre para no ensuciar la casa.
Incluso puedes usar un cuchillo de mantequilla o una llave para raspar el barro acumulado en las ranuras del zapato.
2.
Usa un cepillo seco para quitar la suciedad suelta. Antes de empezar a restregar las partes de goma de tus zapatos, empieza por cepillar o incluso raspar la suciedad suelta que esté adherida a ellas. Cuanto más elimines con un cepillo seco, menos suciedad tendrás que solucionar una vez que hayas creado tu solución de limpieza. [1] No te preocupes por restregar demasiado, si la suciedad no se desprende rápidamente, lo hará una vez que comiences a usar la solución de limpieza.
Usa un cepillo seco como un cepillo de dientes, pero evita los cepillos de cerdas de acero que pueden dañar las suelas de goma de tus zapatos.
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