El 26 de julio, Yolande Renzi, fiscal de Estrasburgo, confirmó que el ADN de Lina había sido descubierto en un coche robado encontrado en el sur de Francia.
Este descubrimiento marcó un punto de inflexión en la investigación, al revelar pruebas inquietantes sobre el destino de la joven.
Los análisis demostraron que Lina había sido transportada en este vehículo, lo que reforzó las sospechas de un secuestro.
Según una fuente cercana al caso citada por la AFP, el coche robado fue localizado gracias a su sistema de geolocalización.
Los investigadores pudieron establecer que el vehículo no estaba lejos de donde desapareció Lina, lo que sugiere que la joven había sido secuestrada poco después de que ella partiera hacia la estación.
Identificación del sospechoso y su trágico acto
Las autoridades identificaron a un sospechoso, descrito como un “matón local”, que conducía el auto robado.
Este hecho ayudó a dirigir la investigación hacia una pista criminal específica, pero la situación dio un giro trágico cuando el sospechoso se suicidó poco después de que se encontrara su vehículo.
Esta tragedia sacudió la investigación e intensificó las especulaciones sobre el destino de Lina.
Los investigadores sospechan que el sospechoso pudo haber secuestrado a Lina ofreciéndose a llevarla a la comisaría, antes de aprovechar la situación para matarla en circunstancias que aún no están claras.
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